Romanticismo, esperanza, una era donde la vida rebosa entre los dedos, dedos de rebeldía en cuerpos curiosos, vibrante, alegría en tiempo convulso, luz ante la oscuridad, sentido y sensibilidad… "Revolución", así se llama la colección de Lucía Botella.
Una colección que recoge esa magia, la fuerza del alma en negro y la paz del corazón en blanco: el contraste en este nuevo siglo donde la moda no permanece al margen, sino que hila texturas para una nueva mujer.
Siluetas femeninas para nuestra curiosidad, cimbreantes mujeres de frescura vitalista y elegante mirada, rostros que desgranan encajes y blondas de un delicado chantilly, sutilmente marcados sobre hombros angulosos y sólidos o en escotes de magnifico corte destacando toda su esencia y una gran manera de hacer, la que siempre hizo.
Camisas de corte masculino ceñidas en femenino, largas capas envolventes y sutiles de vaporoso movimiento, pantalones líquidos, mujeres de vida infinita.
Revolución es revelación, evolución sobre la memoria y el testigo de toda una vida; revolución es un dueto de blancos y negros, luces y sombras, vidas y rincones; un juego de diálogos que destacan el lujo de la costura entre sus perfiles, con bordados sobre la sencillez; bellos Swarovsky para construir el glamour de antaño; una ligera lluvia de preciosísimas lágrimas de cristal sobre veladuras de pátina inmaculada; pieles recubiertas para una nueva vida… Revolución es un discurso de futuro para un presente que busca en el pasado con ideas del mañana.
Y con una aportación, la revisión de una pieza única que, como los fetiches, es sin duda el verdadero fondo de lujo de un armario femenino, el corpiño, el cuerpo, el corsé… tres versiones de una pieza infinita. Esto último hace referencia a la parte final del desfile en el que se presentaron prendas realizadas con tejido de fallera.