Para Alicia y Francisco los finales felices sí existen

Durante la semana de la moda de Nueva York, Francisco y Alicia se comprometieron. Al ser diseñador de moda, el novio quiso que la ciudad escogida tuviera especial relación con ellos. La pedida de mano, en la biblioteca pública, fue acompañada de un anillo blanco con diamantes

EL LUGAR

En el Escorial de la Mancha, la Iglesia del Monasterio de la Orden de Santiago de Uclés, Francisco y Alicia se dieron el sí quiero. De fondo, un cuarteto de cuerda amenizaba la ceremonia, que propició que cuando los novios se vieron por primera vez sintieran que ese momento iba a ser el mejor de toda la celebración. El cóctel y la comida posterior se desarrollaron en el claustro del complejo. Su pasión por el arte, la cultura y la marca histórica es lo que determinó que el monasterio fuese el lugar idóneo para la celebración. 

EL VESTIDO

Desde el taller del novio se diseñó el vestido con total discreción para que él no pudiese verlo antes de la boda. Durante su confección, Alicia pudo decidir cuáles eran las formas y diseños que más le gustaban.

ESTILO Y DECORACIÓN

Defensores de lo romántico, la boda parecía un cuento de hadas donde los finales felices se hacen realidad. La decoración destacó por tener un estilo romántico chic basada en los paisajes de novela que transcurren en la campiña inglesa. Las flores fueron protagonistas de los espacios, por donde se encontraban jardines verticales, cascadas o en cestas individuales.

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