Beatriz y David se conocieron en Ibiza cuando ella fue a visitar a una amiga y él estaba de viaje con otro amigo. Cuando coincidieron aquella noche de fiesta en la isla mágica surgió el flechazo
LA CEREMONIA
Beatriz y David habían soñado tanto con su boda que lo tenían todo pensado. Se habían conocido ocho años antes en Ibiza y en 2020 David le pidió matrimonio en la Albufera con la familia y amigos como testigos privilegiados. A pesar de las restricciones del covid, todavía no pueden borrar la sonrisa de la cara al recordar los tres días de celebración en que se convirtió el enlace. La primera jornada comenzó con la ceremonia religiosa en San Juan del Hospital, donde ella lucía un traje de inspiración flamenca diseñado por Victoria Martín Berrocal.
SÍ, QUIERO
¿Quedarse con algún recuerdo? Beatriz y David sin dudar elegirían la ceremonia, cuando no podían parar de llorar, pensando que por fin había llegado ese ansiado día que durante tanto tiempo esperaron y planearon. O con el momento en que, mientras sonaba Mi persona favorita, les regalaron un viaje a sus sobrinos. Mirando atrás, la pareja todavía se emociona al ver a su gente volcada y disfrutando de cada momento durante todo el fin de semana. «Sin ellos no habría sido lo mismo».
EL BANQUETE
La pareja tenía pensada una celebración muy romántica, donde se encargaron de todo personalmente. «Teníamos mil ideas», dice Beatriz. La pareja había imaginado una boda como si estuvieran en plena naturaleza, con mucho verde, muy iluminada… «Que pareciera como un cuento; creo que lo conseguimos». Hubo muchas sorpresas, desde coreografías, un Mehari de regalo, vídeos con imágenes para el recuerdo, disfraces, charanga fallera… Porque si el primer día fue el más formal, el de la boda religiosa, el segundo comenzó con una fiesta en la piscina, la ceremonia civil y muchas emociones en forma de momentos irrepetibles.
