Miomodulación con botox, el tratamiento más natural y favorecedor
Vestido, banquete, prueba de maquillaje, de peinado… organizar una boda implica convertirse prácticamente en gestora de un día para otro, y entre tanto preparativo quizás no has llegado a pensar si podías haber hecho algo para mejorar algún aspecto de tu piel.
Pero tranquila, todavía puedes hacerlo. Hemos entrevistado a la dermatóloga experta en estética y defensora de la belleza equilibrada y saludable, la Dra. Laura Cubells, fundadora de Clínica Alejandría: «Basta con disponer de dos meses de tiempo antes de la boda para mejorar espectacularmente tu rostro». ¿Cómo? Combinando dos tratamientos faciales: la relajación de la musculatura que ofrece el tratamiento llamado Miomodulación y la mejora de la calidad de piel que aporta la luz pulsada intensa (IPL). Ambos tratamientos se realizan en una única sesión que puede ser conjunta y se puede volver al trabajo justo ese día sin necesidad de dar explicaciones.
La miomodulación no se emplea solo con el objetivo de eliminar arrugas –«las arrugas forman parte de nuestra historia vital», defiende Laura Cubells–; y hoy en día, lejos de modificar o paralizar, «trabajamos con una técnica muy distinta cuyo único objetivo es la de relajar la musculatura y abrir la mirada, lo que aporta un efecto buena cara que no ofrece ningún otro tratamiento o maquillaje».
Además, con la mejora de la calidad de la piel que aporta la luz pulsada conseguimos sacar a relucir la mejor versión de cada novia. «La luz pulsada debería ser un básico anual a realizar tanto hombres como mujeres porque consigue reparar el daño producido por el sol y el paso del tiempo, trata manchas, rojeces y aumenta el colágeno, estimulando la propia regeneración de la piel», destaca Cubells.
Así que ya sabes, apúntate a la belleza resultado de la piel sana y relajada, y si tienes todavía dos meses de tiempo, reserva ya tu sesión de miomodulación y luz pulsada, porque una piel trabajada, sana y pulida, es el mejor fondo de maquillaje que podrás llevar.
De una antigua fabrica de papel abandonada nace Clínica Alejandría, un proyecto de ERRE Arquitectura que representa su filosofía y les permite desarrollar su labor dermatológica y docente.