Betto García, el artista detrás del sombrero nupcial de Gala González

El diseñador valenciano fue el elegido por la prescriptora y empresaria de moda para diseñar y confeccionar el sombrero que lució en su boda

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Días de Vino y Rosas

El sombrero nupcial que coronó el look nupcial de la prescriptora y empresaria de moda Gala González fue un diseño de Betto García. Un trabajo a medida dentro de la división Betto García Atelier, que brinda la oportunidad a sus clientas de tener un modelo en exclusiva ideado para ellas. El artesano valenciano fue partícipe, así, de la boda del verano.

Un proceso creativo a distancia

Según explica Betto García, el proceso creativo del sombrero nupcial se desarrolló en su mayor parte a distancia. La buena sintonía entre Betto y Gala fue garantía de que todo saldría según lo esperado: «Como suele ocurrir en este tipo de procesos, todo fue en parte telemático, ya que dependíamos mucho de la silueta del vestido y de las distintas opciones que se iban definiendo», relata.

Betto García sombrero nupcial

A pesar de eso, la visión inicial de la novia estuvo presente desde el primer momento. «Trabajamos a partir de la idea que Gala tenía muy clara desde el principio. Recuerdo que, en tono de broma, le decía: «¡Lo que tú quieres es casi inteligencia artificial!», porque buscaba algo extremadamente etéreo, transparente, volátil… una pieza que no pareciera sujeta en ningún punto, que flotara casi como un halo», añade el diseñador. Pero esta no es la primera vez que colaboran juntos, en 2018 el valenciano le confeccionó un emblemático sombrero para la boda de Pelayo Díaz.

Liviandad y ligereza como inspiración

Betto García optó por el tul de seda blanco para llevar a cabo el sombrero nupcial. «La idea era crear una pieza que, aunque a primera vista pudiera parecer sencilla, exigía un altísimo nivel de elaboración artesanal. Todo fue realizado a mano, con un minucioso trabajo de drapeado, moulage, detalles sutilísimos y puntadas invisibles para mantener esa ilusión de ingravidez», detalla el sombrerero.

Durante semanas, diseñador y musa mantuvieron un estrecho intercambio creativo a través de videollamadas, bocetos y «Sobre esa base íbamos redibujando y afinando distintas ideas, finalmente pudimos hacer una prueba presencial en Madrid. Allí vimos todas las opciones que teníamos sobre la mesa y dimos con la forma que realmente nos emocionaba», recuerda.

El diseñador entregó la pieza el día antes de la boda en Cadaqués, para que todo estuviera perfecto y, además, felicitar personalmente a la novia en su día más especial.

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