Casa Capicúa: Tradición y modernidad

Hace apenas seis meses que Casa Capicúa abrió sus puertas. Una cafetería de 60 m2 ubicada en el barrio de la Roqueta en Valencia, cuyo trabajo de interiorismo ha firmado el estudio de la diseñadora Carmen Baselga.

Casa Capicúa, una cafetería que ofrece platos dulces y salados cocinados sin prisa, es un espacio de diseño contemporáneo que trata de interpretar la filosofía gastronómica de sus cocineras: Laura y Marta Benito. Los colores mar y tierra coronan el local de Casa Capicúa.

Los azules nos acercan al Mediterráneo y vienen representados mediante el uso de cerámicas esmaltadas en azul añil, rejuntes en las zonas de alicatado blanco o pinturas murales; los tonos tierra hacen referencia a la huerta, a la casa tradicional, confieren calidez, cobijo, y tienen presencia mediante el uso de la cerámica en color natural en diferentes formatos. Blancos y grises completan la composición cromática.

Para crear sensación de profundidad se ha empleado celosía cerámica. Se trata de una doble piel que genera juegos de sombras cambiantes según el momento del día, ya que por ella entra tanto el sol del mediterráneo que penetra a través de los ventanales, como la luz artificial. El carácter permeable de estos murales horadados aporta textura y profundidad de campo. Para conseguir una textura singular se combinan superficies deparedes blancas con rasilla industrial cerámica. Esta se utiliza como revestimiento para alicatar diferentes paramentos verticales, entre ellos la barra; se instala invertida, mostrando la superficie ranurada de la cara posterior, trasgrediendo así la forma tradicional de colocación.

Peces suspendidos

La cerámica aparece también, pero en este caso artesanal, en la instalación suspendida del techo diseñada ex profeso por el estudio de Carmen Baselga, compuesta por 168 peces cerámicos, realizados por la artista Lorna Benavides, que aporta personalidad al espacio haciendo de este un lugar inconfundible y aportando singularidad a la imagen de marca Casa Capicúa. «Con ella queremos crear un doble plano, alejar visualmente el techo real y que tu referencia en altura sea el plano de los peces suspendidos, como si fuera esta la superficie del agua y nosotros estuviéramos por debajo de ella. También evoca aquella forma que tenían nuestros antepasados de conservar alimentos como el pescado tendiéndolo al sol y al aire libre para que se deshidratara, y que aún se conservan en algunas zonas marineras», afirma la diseñadora.

En el exterior, la terraza de Casa Capicúa es como «um pedacinho de Portugal em Valencia». El uso de la silla 5008, La portuguesa, tan característica de las terrazas lisboetas, evoca viajes a la costa oeste de nuestra península Ibérica, es un guiño a la luz atlántica desde el cálido mediterráneo. Producida por Adico desde los años 30 del siglo pasado, es ya un clásico, sigue vigente tanto estética como funcionalmente. El acabado elegido, color coral, liga a la perfección con las tonalidades terracota de las cerámicas interiores.

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